viernes, 27 de noviembre de 2009

Esperar es mucho más que desear...


...pero nosotros confundimos a menudo lo uno con lo otro. Esperar es aguardar lo que la fe nos hace conocer: se trata, a buen seguro, de cosas oscuras, aunque incomparablemente más plenas. Esperar es aguardar con una confianza ilimitada lo que no conocemos, pero de parte de Aquel cuyo amor sí conocemos. Recibimos en la misma medida con la que esperamos.
O esperar o actuar, según las circunstancias... En ambos casos nos pide el Señor radicalismo, esto es, o esperar a fondo o actuar a fondo. Esperar lo que no depende de nosotros es una buena ocasión para poner en Dios una confianza sin fisura.
Cuando debemos intervenir en algo verdaderamente supera nuestras posibilidades, es preciso confiarlo a Dios. Y confiarlo a Dios significa fiarse de Él. Para que esta confianza sea real, efectivamente buena, no debemos dejar sitio en nosotros a la inquietud. Lo que el Señor nos pide es creerle Dios, esperar en Él. Esperar, de bruces sobre la tierra, pero esperar con una esperanza vital, indestructible. (M. Delbrêl, del libro Indivisibile Amore) ;-)

sábado, 21 de noviembre de 2009

¡Lo bueno si breve...

dos veces bueno!
Dice el Hno. Alois de Taizé que "la oración tiene tres dimensiones: “descentrarse” de uno mismo, “masticar” las Escrituras y la “escucha vigilante” del corazón.
Ojalá viviéramos con la profunda convicción que tenía el Hno. Roger: "Si cada uno comprendiese: Dios nos acompaña hasta en nuestras insondables soledades. A cada uno le dice: «Tu cuentas mucho a mis ojos, tu eres precioso para mí, y te amo.» Sí, Dios no puede más que dar su amor, ahí está el todo del Evangelio." ;-)

lunes, 16 de noviembre de 2009

Otro 17 de noviembre... ;-)


Repitió la lectura... Sí, había leído bien: "Queridísimos: cuando llegue a vuestras manos la presente, ya habré ingresado en el convento, donde comenzaré la vida religiosa a la que me siento irresistiblemente llamado. Os he ocultado mi resolución porque vuestras palabras y vuestra conducta me han demostrado que resulta imposible obtener vuestro consentimiento.
A pesar de esto, porque no tengo la menor duda acerca de la llamada del Señor, ni puedo oponerme a su Voluntad sapientísima ni ningún acto o palabra vuestra podrá de ninguna manera hacerme volver atrás, seguiré la vocación religiosa con el fin de alcanzar la salvación eterna, por la que todos debieran trabajar. No creáis que ha sido por falta de afecto hacia vosotros; continuaré amándoos igualmente y os recordaré siempre en mis oraciones.
Os ruego que no me busquéis; porque además de inútil resultaría perjudicial. Por ahora no os comunico adónde voy; espero poderlo hacer cuando esté convencido de que el afecto no oscurece vuestra inteligencia. Os ruego, además, que no queráis echar la culpa de esta resolución a Necchi, ni a don Pini, ni a ningún otro; he obrado independientemente de ellos. Os reugo, finalmente, que me guardéis vuestro afecto, que tengo en la mayor consideración, y permitidme abrazaros una vez más. Vuestro Eduardo".
La carta quemaba en las manos de la madre. había llegado a primeras horas de la mañana. Justo cuando extrañaban enormemente la tardanza de su hijo. Había salido al caer la tarde anterior, vestido elegante, avisando que iba a una fiesta nocturna, y aún no había regresado.
Los Gemelli, ricos comerciantes de Milán, comprensiblemente muy intranquilos... Fue el 17 de noviembre de 1903.
(...)
Tras la localización del joven, estalló el escándalo.
En alas de un sensacionalismo periodístico que alimentaba posibilidades de secuestro, de desvío mental, de desesperación... Hubo un medio informativo que presentó el caso con el título "Un suicidio de la inteligencia".
La reacción familiar fue tremenda.
Aunque inútil, tanto la pretendida voluntaria marcha atrás del hijo como la intentada recuperación forzada, incluso se sirvieron de médicos psiquiatras enviados a Rezzato para su revisión y posterior declaración de perturbación mental.
(...)
Pero sencillamente había ocurrido que Eduardo, en plenitud de facultades, decidió borrón y cuenta nueva. Borrón a su vida sin fe. A su realidad de ateo, de socialista y de masón, enfrentado abiertamente a todo lo que oliera a cristiano. Adiós a su más que destacada profesionalidad como estudiante en la Universidad de Medicina de Pavía donde tenía la máxima puntuación.
Su conversión empezó antes aunque su estallido vistoso ocurrió el 17 de noviembre de 1903, cuando la pretextada fiesta nocturna no fue otra cosa que el abrazo a la austeridad y a la pobrza franciscana en el silencioso claustro de Rezzato, en Lombardía.
Eduardo Gemelli pasó a convertirse en fray Agustín Gemelli.

Hace cincuenta años que murió el Padre Gemelli... y creo que puede ser un buen intercesor para todos aquellos que a pesar de las dificultades del entorno quieren mantener el sí que le han dado a Dios al sentirse llamados a la vida religiosa.

domingo, 8 de noviembre de 2009

LA PALABRA QUE EXPLICA LA VIDA


Este sábado D. Daniel nos hizo la Formación permanente, la verdad que no nos deberíamos acostumbrar a personas como él, de profunda piedad. La Palabra que explica la vida fue el título de su formación, dijo muchas cosas y frases apuntadas que son geniales, pero a mí lo que me movió fue:
¿Por qué ya para qué seguimos escuchando la Palabra? Y a continuación dijo que no podiamos reducir la fe a la ideología, que limitarla a eso, sería eludir la vida real.

Habló de sentir la realidad objetivamente, no vivir de acuerda al "ahora siento" "ahora no siento", sino desde el hecho de buscar la Palabra de salvación en la cotidianeidad de la vida

lunes, 2 de noviembre de 2009

¡Conversaciones y palabras regalo!


Cierto es que la palabra tiene valor sagrado y por eso habrá momentos en los que más valdrá guardar silencio, antes que manosear lo que es sagrado. Pero hay ocasiones en las que una frase escuchada, una frase leída también pueden ser signo.
Una frase escuchada que se me ha regalado este fin de semana es: "Ya está bien que yo sufra... así aprendo un poco... que con tantas facilidades pensaba que en la vida todo lo regalaban!" Agradezco la sinceridad de la persona que me la dijo y me alegro de poder ser testigo del crecimiento que hacen los demás cuando caminan de la mano con Nuestro Señor.
La frase leída que se me ha regalado también este fin de semana, es un fragmento de un artículo de Jose Antonio Marina hablando sobre la virtud de la paciencia y parafraseando a Santo Tomás de Aquino: "La virtud de la paciencia... se la confunde con la resignación o el victimismo, pero en realidad es otra cosa. Paciente no es quien huye del mal, sino quien no se deja arrastrar por su presencia a un desordenado estado de tristeza, escribe Tomás de Aquino. La paciencia preserva al hombre para que su espíritu no sea quebrantado por la tristeza y pierda su grandeza. Bellísima afirmación."
Yo también lo creo... ¡bellísimas afirmaciones! ;-)

domingo, 1 de noviembre de 2009

El encuentro de Elías con Dios

El Señor le dijo: «Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor».
Y en ese momento el Señor pasaba.
Sopló un viento huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto.
Pero el Señor no estaba en el terremoto.
Después del terremoto, se encendió un fuego.
Pero el Señor no estaba en el fuego.
Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave.
Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta

Hace poco que leímos este pasaje de la Biblia y me acordé de una homilía de San Antonio donde el santo explicaba que la brisa suave donde se manifiesta el Señor es el Sí de María... la biblia nos lo dice todo, nos dice dónde se manifiesta Nuestro Señor... No en los grandes acontecimientos, ni en las cosas que parecen fantásticas y extraordinarias, sino en el sí, que tantas personas saben decir cada día, que es como una brisa que pasa casi desapercibida, que se hace notar sólo por aquellos que estan esperando atentos a Nuestro Señor para verlo y preguntarle: "¿Señor qué quieres de mí?".
;-)