domingo, 21 de diciembre de 2008

falta poco, ¿que nos dirá el Señor?

¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa para que yo habite en ella?
2Samuel 7,5
Construimos Iglesias magníficas, adornamos nuestros oratorios en la mejor manera, para acoger al salvador, para darle un lugar "digno" de su presencia...luces, lucesitas, arboles, colores, pesebres fantasticos, todo el tiempo de adviento nos hemos preparado, esperandolo, deseando su venida... pensamos en nosotros mismos intentando limpiarnos y librarnos de nuestros pecados, para construir una casa que sea capaz de acoger a nuestro Señor...y el único que Él nos puede decir, con una ligera sonrisa en los labios, es: ¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa para que yo habite en ella?...como puedes pensar de construir con tus solas fuerzas algo que sea bastante digno para recibirme? ...pues no, desde luego, ¡nuestros esfuerzos son inútiles! La única casa adapta para ti ha sido Maria, lo ha sido a Nazaret y siempre lo sará, la única casa digna para ti es una chica pequeña, povera y humilde...quizás ella es la sola que nos puede ayudar a construirte una casa.

"Denme un punto de apoyo", por D. Daniel Padilla

Hemos leído y comentado tantas veces el pasaje evangélico de hoy, hemos admirado tanto la frescura del lienzo de Fray Angélico en su Anunciación, que quizá nos hemos "acostumbrado al suceso". ¿Qué el Ángel Gabriel fue a una doncella de Nazaret y le anunció que iba a ser la Madre de Dios? ¡De acuerdo! ¿Qué María contestó: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí..."? ¡De acuerdo! Y nos damos por enterados. Pero ¿no hay nada más? ¿Ahí termina nuestra reflexión?
Déjenme que les diga. Se trata del acto de fe y confianza más grande que se haya podido dar en una criatura humana. Dénse cuenta. Así, de buenas a primeras, a esta doncella, "que no va a conocer varón", un ángel le dice: "Concebirás en tu seno al Hijo del Altísimo". Ese Hijo "reinará en la casa de Jacob para siempre", puesto que "su reino no tendrá fin". Y todo esto sucederá "por obra del Espíritu Santo, que te cubrirá con su sombra". Así. Palabra tras palabra, como quien no dice nada.
Créanme. Lo normal, lo lógico, es que María hubiera contestado: "No entiendo nada. Estoy hecha un lío. Camino por un valle de tinieblas, por tanto, renuncio".
Pues, he ahí la maravilla. "María se turbó", eso así. Pero, después, dijo: "He aquí la esclava del Señor. Fiat". Lo repito. Se trata del acto de confianza más grande que haya podido hacer una criatura humana.
Ustedes lo saben. Vivimos en un mundo, en el que se nos educa para la desconfianza. "No te fíes ni de tu padre", solemos decir. Y una vez oí a un padre que se lo decía a su propio hijo, ante mi asombrada tristeza.
Y en ésas estamos. Desconfiamos de la Naturaleza, que es imprevisible y arrolladora, con sus tormentas y sequías, con sus fieras y con sus seísmos. Desconfiamos del hombre, que se vuelve ladrón y violento, que asesina y pone en marcha los terrorismos más increíbles, que se vale de la droga y los negocios sucios para desequilibrar las economías, aumentar las injusticias y llenar la vida de enfermedades, divisiones o inseguridades.
Desconfiamos de todo: lo moderno y lo antiguo, lo natural y lo artificial, lo tecnificado y lo caduco. Ese es el "clima".
Pues, vean. María, que no entendió casi nada, se fió. Hizo vida en sí lo que más tarde diría Pablo: "Yo sé muy bien de quién me he fiado".
Esa es la lección del evangelio de hoy. El hombre "necesita un punto de apoyo, para mover su mundo". Ese punto es tener "Alguien" en quien fiarse y "desde el cual" poder llevar la confianza a los demás. Necesita convencerse de que "en Dios vivimos, nos movemos y existimos". Que "no ocurre nada sin licencia del Padre celestial". Que todo nuestro jadeo y ajetreo ocurre siempre en la geografía providente e inabarcable de las manos de Dios. Y que, eso "aunque caminemos por un valle oscuro, ningún mal debemos temer".
Pero, además, debemos llevar la confianza a los demás. María, una vez que se abandonó con su "hágase en mí" en las manos de Dios, se salió de sí misma y se llegó a la montaña, a llevar a su prima los frutos de su confianza. Por eso, su prima la saludó así: "Dichosa tú, porque has creído". ¿Más claro aún? Adviento es confiar en Dios que viene "¡Oh Emmanuel!" Y después, salir por ahí, al aire y al sol, cantando: "En Dios pongo mi esperanza y confío en su palabra".

domingo, 14 de diciembre de 2008

"Juan no era la luz, sino la voz", por Daniel Padilla

Juan "no era la luz, sino testigo de la luz". ¡Y bien que se lo sabía! Por eso, cuando los fariseos, entre asombrados y curiosos, le preguntaron "tú, ¿quién eres?", él les dijo: "¡La voz!" ¡Bien poca cosa! ¡Puro sonido, aire, caja de resonancia, instrumento, pregón de Alguien cuya silueta él trataba de bosquejar y anunciar! ¡Papel de paso! ¡De entrada y salida! Por eso, añadía: "Detrás de mí viene uno que es mayor que yo, al cual yo no soy digno de desatarle las sandalias". ¡Actor secundario, por tanto, de ésos que hacen "mutis por el foro", cuando llega el Protagonista! Yo no sé, amigos, si hemos llegado a calibrar toda la hondura y ejemplaridad de la figura de Juan. Pero creo que su vigor y su humildad hacen de él, el modelo perfecto. El cristiano consciente de su ministerio profético, tiene que "anunciar a Jesús". Pero, tratando de evitar, como Juan, dos extremos: uno, por exceso; y otro, por defecto.
Por exceso.- El padre que sabe que "es el primer educador en la fe de su hijo", el catequista, el predicador, anunciamos a Cristo, qué duda cabe. Pero se me ocurre que podemos caer, más de una vez, o en el divismo, o en la escenografía desorientante. En el divismo, si nuestro testimonio de Cristo se apoya "en palabras y posturas de sabiduría demasiado humanas". Si nuestros argumentos parten con exceso del convencimiento de que "yo soy el maestro", el que "enseña", por tanto, lo que yo diga "verdad es". Si, en una palabra, no pienso que yo también debo ser evangelizado, catequizado, alguien que ha de dejarse inundar por la luz. Y podemos caer también en la escenografía distrayente. Bien están, por supuesto, los signos y los símbolos. Bien están todos los medios audiovisuales y de comunicación. Pero uno tiene la sensación de que, con tanto montaje y proliferación de "cantos nuevos", tanta representación escénica y desfile de participantes, puede diluirse el verdadero mensaje de Jesús, puede quedar velada la luz verdadera entre nuestros escenarios y cortinajes.
Por defecto.- Podemos también pecar por defecto. Si pensamos demasiado que "Jesús lo es todo y yo no soy nada", que "El es la luz" y yo un "cero a la izquierda" y, además, opaco, puedo caer en la vagancia, en la tranquila desgana, en el abandono más irresponsable, en el colmo de los colmos que es la "no correspondencia a la gracia" de nuestra indudable vocación profética. Peligroso puede ser construir una homilía retórica y altísima, y "soltarla" de memoria. Pero más peligroso será no prepararla y no reflexionar sobre los textos sagrados que tengo que proclamar y servir. Erróneo puede resultar dictar unas normas "de libros" y "de carrerilla", sobre conducta humana, a los hijos. Pero más erróneo será creer que la moralidad y la conducta van a surgir en ellos "por generación espontánea". Tan eclipse de la luz puede ser el querer reinventarlo todo, basándonos en nuestra "reconocida sapiencia y experiencia", como ir a la catequesis, o al ambón, o al diálogo con los hijos, "como una tabla rasa", a lo que salga, echando al azar los dados al aire.
Juan sabía que "no era la luz". Por eso decía: "Yo no soy el Mesías". Pero también sabía que no podía cruzarse de brazos ante la continua llegada del Señor, sino que tenía que anunciarle. Y por eso decía: "Soy la voz que clama...". ¡La voz! Y ¡qué voz!

domingo, 7 de diciembre de 2008

"Como el barrendero", por Daniel Padilla

Les haré una confidencia. Me entusiasma el barrendero que trabaja en la zona donde yo vivo. No sé cómo se llama ni poseo ningún dato de él. Simplemente le observo. Y es tal el esmero que pone al barrer las calles y aceras que, más de un día, me he dicho a mí mismo: "Si yo, si todos, pusiéramos ese esmero en la parcela que nos ha correspondido en la vida, otro gallo nos cantaría. Cambiaría la vida".
Hoy me he acordado muy especialmente de él, al repasar las consignas de Isaías y de Juan el Bautista: "Preparen los caminos del Señor. Enderecen sus sendas".
Hace unos días observé aún más atentamente al barrendero. Soplaba un viento duro que desparramaba inmisericordemente las hojas secas que el buen hombre había amontonado. Pues, créanlo, sin ningún gesto de impaciencia ni contrariedad, corría detrás de las hojas, persiguiéndolas una a una, y volviendo a amontonarlas de nuevo. Era una imagen conmovedora y poética. Con su ancho vestido verde, parecía una inmensa hoja de otoño queriendo abrazar y cobijar todo aquel enjambre alborotado de hojas otoñales. Mi barrendero es de mediana estatura, joven y ya maduro, serio, y con un marcado perfil ascético. Y hoy, como les digo, al escuchar a Juan, me he acordado de él. Porque lo que pregonaba Juan es eso: que "barramos los caminos por los que suele venir el Señor".
Esa es la gran lección, no lo duden, de la liturgia de este domingo. El hombre, en su aventura individual, en su dimensión social, en su trascendencia religiosa, constata a cada paso que se va llenando de múltiples hojas secas, de constante barro acumulado, de baches peligrosos. Dejar que nuestros caminos "hacia dentro" o "hacia fuera", es decir, hacia nuestro personal perfeccionamiento o hacia las exigencias de compromiso que tenemos con los demás, se vayan deteriorando y ensuciando, es vivir de espaldas a la "venida del Señor". "No barrer bien los caminos" es pecado contra la urbanidad, contra el civismo y contra "el cuerpo místico de Jesucristo".
Somos "barrenderos de los caminos del Señor", no hay que olvidarlo. Se nos ha encomendado la limpieza de nuestra vida y el embellecimiento del mundo: "Una tierra nueva, unos cielos nuevos". Hay, además, campos muy concretos que, en algunas épocas, parecen estropearse muy especialmente. Es necesario cuidarlos.
Eso quería decir, Jesús cuando afirmaba: "Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios". Eso ha querido decir la ascética cristiana de todos los tiempos, cuando nos ha enseñado que, para llegar a Dios, hay que recorrer tres vías, la primera de las cuales se llama "purgativa", y pretende "limpiar, barrer a fondo" todo lo que esté manchado en nuestro camino hacia Dios. Eso es lo que han querido decir los Obispos españoles en su famoso documento "La Verdad les hará libres" sobre la "moralidad pública". Eso es, en fin, lo que contemplamos a cada paso "por la zafiedad a la corrupción". Sí. Es necesario barrer todo lo que desdice e impide que "caiga el rocío de lo alto y que las nubes traigan al Salvador".
Yo no sé si el barrendero de mi calle es creyente o no. No sé si sabe siquiera qué quiere decir "adviento". Pero les aseguro que, a mí, me ha ayudado a comprenderlo un poco mejor.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Cuando parece que todo está muriendo...

Los ojos más dulces que he encontrado, las sonrisas que más me han consolado, los seres que más me han encantado, todo ello no era más que un poco de tu belleza, que tú te complacías en mostrarme para que al verla me dijese: esto viene de dios...Dios mío, que bueno eres por haberme enseñado tu belleza en las criaturas! Dame la gracia de no verte más que a ti, sólo a ti en las criaturas...haz que siempre traspase los velos...
Carlos de Foucauld

El adviento es esperar, esperar lo que viene a nacer en está naturaleza tan fría, lo que se esconde detrás de las criaturas, esta belleza que trasforma... precisamente cuando parece que todo está muriendo. Estamos preparados, estamos a la espera, para ver tus signos, para ponernos en camino... para adorarte.

domingo, 30 de noviembre de 2008

"¿Fumando espero?", por Daniel Padilla

Comenzamos un nuevo año litúrgico. Y la Iglesia nos invita a celebrar el Adviento. Y celebrar el Adviento es empaparse hasta la médula de la idea-realidad de la "venida de Dios a nosotros". Una venida que ya ocurrió hace más de 2.000 años. Una venida que volverá a repetirse para que todas las cosas adquieran "sentido". Y una venida, sobre todo, incesante, diaria, abrumadora, que está ocurriendo en mí y en mi entorno, en los mínimos detalles de mi existencia y en los grandes acontecimientos de la historia. Sí, Dios está viniendo constantemente. Y esto, amigos, aunque no sea nada más que por cortesía, mucho más desde otras perspectivas, requiere una actitud sabia de "espera". Pero, ¿cómo "esperamos" los hombres? Creo que un sector de la Humanidad espera huyendo. Tuve miedo, Señor, y me escondí, dijo Caín después de matar a Abel. Que no nos hable de Dios que moriremos, decían los israelitas a Moisés. Yo no sé qué hermano hemos matado ni qué negruras albergamos en nuestro interior; pero huimos de la luz de Dios, de la llegada de Dios, San Juan dijo: Los hombres prefirieron las tinieblas a la luz. ¿Creen que sólo se refería al pasado?
Fumando espero. Lo cantaba frívola y voluptuosamente la cupletista famosa. Y creo que ésa es una segunda manera que tenemos de esperar los hombres: fumando. Es decir, haciendo volutas de humo, huecas nubes azules, llenas de "nada". La superficialidad de todos los frívolos. Dejar que corran los días en la más absoluta de las inoperancias. "Aquí me dejó mi abuela, aquí me encontrará cuando vuelva". "¿Qué hacen ahí todo el día ociosos?" -preguntaba el "dueño", en la parábola de Jesús. Otros esperan, pidiendo plazos supletorios. ¿Se acuerdan de "El séptimo sello", la dura película de Bergman? Aquel caballero que volvía de las Cruzadas parecía intuir la llegada de Dios a su vida. Pero sólo lo veía en "la Muerte". La muerte es un personaje central en la cinta. Y así, un día, en la playa blanca y desierta, se pone a jugar nuestro caballero una partida de ajedrez con la muerte. Para eso: para pedirle un plazo de tiempo, un poco más de tiempo para poder hacer alguna buena acción. ¡Somos así! Hay alumnos que, en el mismo momento del examen, piden permiso al profesor para "repasar" un poco. Somos de esos jugadores que siempre esperan meter el gol del triunfo en los momentos de "descuento", Vírgenes necias que olvidamos llenar las lámparas.
Pero hay también otro modo de esperar: saliendo al encuentro del que viene. Es entonces cuando el Adviento adquiere todo su dinamismo. La vida se convierte en un "ir hacia Dios" que, a su vez, "Viene hacia nosotros". Adviento puro y completo. Cita de enamorados. San Juan de la Cruz es el inefable representante de esta inquieta "espera":
Buscando mis Amores
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los puentes y fronteras.

Así, sí. Sin que nos distraigan "las flores", sin que nos asusten "las fieras", que siempre acechan. Sin que sean un obstáculo "los puentes y fronteras". Toda la atención puesta en "buscar" al Señor que viene, que "está a la puerta". Eso es el "Adviento". Y eso es la Religión. Luego se canta: "Que mi amado es para mí, y yo soy para mi amado".

sábado, 29 de noviembre de 2008

Adviento, a la escucha de la Palabra


Pistas para reflexionar con el Evangelio de cada día, por D. Daniel Padilla, pbro.
Lunes 1 diciembre:
Curar al criado de un extranjero, ¡que desatino! La salvación es sólo para Israel, para un grupo de selectos, pensaban.
Y no es así. Nuestro Dios es para todos y es por todos. La actitud de Cristo en el evangelio del criado del centurión romano, que está enfermo, es de servicio, de ayuda, de entrega. La Salvación también es para ellos. ¡Que bueno! Hoy podemos advertir que fuera de nuestro mundo Dios se sigue regalando, incluso a aquellos que oficialmente no comparten nuestra fe.

Martes 2 diciembre:
Los grandes misterios de Dios, esta es su lógica, se entregan a la gente pequeña y sencilla. El Dios que se llama “irrelevancia” gusta revelarse a los “irrelevantes”. Nuestros padres, nuestros mayores han pertenecido a ese grupo de gente sencilla, gente “menuda” a los que se les reveló los misterios de Dios. Jesús da gracias al Padre por nosotros, pero sólo si, ante el Misterio, estamos descalzos, desnudos, sin corazas ni defensa alguna. Solamente, así, en la desnudez y en la sencillez de nuestra vida.

Miércoles 3 dieciembre:
Volvió a suceder el milagro con el concurso de nuestra libertad. Un muchacho con unos pocos panes y algunos peces. Sin él hubiera sido imposible el milagro de Jesús. Dar de comer a tanta gente. Ese es el sueño de Jesús. El se compadece de la gente. Su ternura le hace ponerse en nuestro lugar. Tenemos hambre y sólo el milagro acaecerá si pongo de lo mío, si, incluso, me entrego. Un poco de ti y se producirá el acontecimiento desbordante de la gracia que a todos alcanza. Da de lo poco que tienes y El nos dará de lo mucho que posee, pero nunca lo hará sin el permiso de nuestra libertad. Nuestro Dios es un Dios “limosnero”, nos pide, nos solicita, nos busca.

Jueves 4 diciembre:
La película “Bella”, que se ha estrenado hace algunos días comienza con esta frase: “Si quieres ver reír a Dios, cuéntale tus planes”. De nada valen tus proyectos y la programación que hagas de tu vida para mañana y para pasado mañana, si Jesús no anda en los entresijos de nuestra vida. “Sus caminos no son nuestros caminos, sus sendas no son nuestras sendas”, dice la Escritura. Por eso la mejor forma de sintonizar con nuestro Dios es la oración. Es en la oración donde podemos aquilatar los proyectos personales con los proyectos de Dios para cada uno de nosotros; hacer que en nuestra vida se haga realidad su voluntad. Orar: hablar con un a migo que te ama, dirá Teresa de Jesús. Suplica y grita a tu Dios, como en el evangelio de hoy: “¡Señor, Señor!”. Nuestro futuro está, pues, en sus manos. Es decir, estamos cimentados en El, sobre roca segura.

Viernes 5 diciembre:
Que sano es tener conciencia de nuestras limitaciones, de nuestras fragilidades, del límite de nuestra propia potencia. Los ciegos del evangelio de hoy se sabían ciegos. Y éste es un paso gigantesco, para el encuentro con Cristo. Tener necesidad de Cristo y asumir con sencillez que todo se nos ha dado, que todo es don, nos dará el coraje para vivir con pasión la vida. Ante el dramatismo de nuestra postración, todavía tenemos las ganas, la fuerza y la esperanza para gritar: “¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!”

Sábado 6 diciembre:
Jesús, “al ver a las gentes se compadecía de ellas”. No podía apartar a la multitud de su corazón. Por eso urge trabajar, urge anunciar el evangelio, urge quitar pecado del mundo. Es necesario una convocación general. ¡Hay que salvar! ¡Que nadie se pierda!
Y yo, ¿qué puedo hacer? No se nos pide le éxito, se nos pide el trabajo. San Ignacio se preguntaba: ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué estoy haciendo por Cristo? ¿Qué puedo hacer por Cristo?

domingo, 23 de noviembre de 2008

Rey de corazones


"Baraja de un solo rey", por Daniel Padilla

El hombre es una extraña mezcla de "quiero y no quiero". Reniega de cosas que, luego, busca y anhela. Defiende teorías que, más tarde, rebate con su misma vida. En una palabra, es una constante contradicción.
Así, por ejemplo, en su relación con los demás. En su interior, el hombre dice que no quiere ser ni más ni menos que nadie. Defiende la igualdad de todos. Y, teóricamente, al menos, condena viejas épocas en las que unos llegaban a "reyes absolutos", mientras otros se quedaban en "mendigos absolutos", esto es, en absolutamente nada. Por eso hoy no caen bien las monarquías totalitarias. Y a todos se nos ensancha el pecho diciendo que somos "demócratas".
Pero, vean la contradicción. En un mundo así concebido, resulta que luego no sabemos vivir sin fomentar "reinados", más o menos efímeros, en éste o el otro campo. Ahí están, para empezar, los que "reinan" desde su físico. Se multiplican los concursos de "misses" y "mister", en los que el "sex-appel" y la "musculatura" priman por encima de todo. Ellas y ellos ocupan el trono de las portadas desde la opulencia de su anatomía. Ahí están también, los representantes increíbles de la canción moderna. Son los reyes del histerismo, los decibelios, las luminotecnias y los gritos. Se sientan en tronos de vídeoclips y discos y atontan a las multitudes. Ahí están, en fin, los ases del deporte y de los millones. "Su majestades Maradona, Alonso o Nadal". Fans y devotos les adoran en los estadios, circuitos y pistas. Y, aunque tengan sus increíbles caprichos, todo se les disimula por sus "genialidades". Son ¡los "reyes"!
Sí, amigos, en la baraja de la Humanidad, que presume de igualitaria, existen estos "reyes": De oros, de copas, de espadas y de bastos. Reinan desde el dinero, el relumbrón, la violencia o las veleidades. Y los ciudadanos de a pie les rendimos vasallaje. Pero, sépanlo. La liturgia de hoy nos habla de "otro" Rey. No de "oros" ya que, naciendo en una cueva, dijo que "de los pobres es el reino". No de "copas", ya que la única que bebió fue la de "su propia sangre". No de "espadas", pues afirmó que "el que a espada mata". Y no de "bastos", porque era tan luminoso, que "el que le seguía, no andaba en tinieblas".
¿Van ustedes perfilando "su reino"? "No es de este mundo". "No tendrá fin". Y, por supuesto, es mayor que el de David y Salomón juntos. Se parece, tal como Él lo dijo, a "una red de pescar en la que caben toda clase de peces", a "una viña, a la que el dueño llama a todas las horas del día", y a "un banquete, al que todos son invitados". No se trata de un rey que dice: "Del rey abajo, ninguno", sino, al revés: "Del rey para arriba todos", ya que a todos quiere salvar. Mucho menos es "el rey que rabió". Es, más bien "El Rey que amó". Tanto amó, que "murió de amor". Y ese es precisamente su legado: "Que se amen los unos a los otros como yo les he amado".
Resumiendo: En la baraja del mundo, con la que se nos invita a jugar, unas veces pintan "oros", otras "copas", otras "espadas". (Hagan ustedes la lectura que quieran de estas expresiones). En la baraja de Jesús, sólo pinta ¡el amor!: "Cualquier cosa que hagan a uno de estos hermanos". Por eso, San Juan de la Cruz decía hermosamente: "Al atardecer de la vida seremos juzgados en el amor".
No le den vueltas. Este Rey tiene una corona de espinas. Y las espinas, aceptadas como corona, no tienen más explicación que una. La misma que los clavos. La misma que la cruz: ¡El amor!

viernes, 21 de noviembre de 2008

Señor, tú me conoces...

Bienaventurados los que son de Nazaret, porque Cristo será el centro de su vida

jueves, 20 de noviembre de 2008

...como en NAZARET!

Las novicias de España os presentamos un pequeño album de familia con algunos de los momentos significativos del fin de semana de formación con la M. Edith!

domingo, 16 de noviembre de 2008

"La mejor defensa", por Daniel Padilla

Siempre han existido dos posturas ante la vida. La de quienes "se parapetan" ante las dificultades, y la de los que "se arriesgan". La de quienes "meten su dinero en un calcetín" o lo esconden bajo siete llaves, y la de quienes prefieren "invertirlo", tratando de sacar de él la máxima rentabilidad. La táctica del "cerrojo", y la del "ataque".
Como en el fútbol. Hay equipos que alinean jugadores ante la portería, limitándose a tapar huecos: ¡el cerrojazo! Pero todos recordamos a los nombres míticos del "deporte rey", hombres para la delantera, hechos para "atacar y abrir brecha".
Pues bien. Jesús quiso advertirnos que en lo espiritual pasa lo mismo. Hay quienes ponen en juego todos los dones que Dios les ha concedido, y, con ellos, siguiendo la táctica del "ataque", producen "frutos de vida eterna". Y hay quienes, partidarios de la táctica del "cerrojo", se limitan a defender narcisistamente sus talentos, sus cualidades, guardándolos celosamente como bienes personales e intransferibles.
No parece gustarle mucho esta postura al Señor. Un día se acercó a una higuera. Y, al ver que no tenía fruto, la maldijo. Lo mismo le pasó a este hombre del "único talento", del que nos habla el evangelio de hoy. Escuchó la condena del Señor: "Eres un empleado negligente y holgazán".
En efecto, no le gustan al Señor las tácticas del "cerrojo", las posturas del "no hacer", aunque sea por "miedo". Todos los pecados de "omisión" serán el argumento único del Jesús definitivo y Rey del Universo: "Tuve hambre y no dieron de comer. Tuve sed y no me dieron de beber. Estuve enfermo y no...". El Señor se compadecerá siempre del pecador que reconozca sus equivocadas aventuras, sus desmanes, sus alocadas decisiones. Pero permanecerá inflexible ante el "árbol que no dé frutos".
Lo primero, por razones de desilusión. No hay cosa más triste, amigos, que los proyectos abandonados, las "sinfonías incompletas". ¿No se han encontrado nunca un "esbozo" de casa, el esquema de una construcción frustrada? Allá están las vigas y las columnas, como promesa imposible de unas paredes que nunca existieron, de un hogar que nunca albergó a nadie. Puro esqueleto. Puro sueño.
Pues bien, eso es el hombre. Cuando, habiendo recibido dones, gracias y cualidades, por una política de miedos e indecisiones, por su no-correspondencia a la gracia, se queda con su "talento enterrado", con su no-participación, con su eterno: "Yo podría; pero no me decido". ¡Qué gran desilusión para un Dios-soñador!
Y lo segundo, por razones de justicia y responsabilidad: "Yo les elegí para que vayan y den fruto y sus frutos duren". No hay que olvidarlo. San Pablo nos ayuda a tener las ideas muy claras en este punto. Él, al hablarles a los de Corinto, nos recuerda que los carismas recibidos no son para el propio provecho, sino que, "en cada uno, se manifiesta el Espíritu para el bien común". Y así, uno ha recibido el Espíritu el hablar con sabiduría, otro el hablar con inteligencia; hay quien recibe el don de la fe, otro el don de curar; éste hace milagros, éste profetiza. Nadie puede enterrar, pues, sus talentos. Por eso luego, siguiendo el símil del "cuerpo humano", dirá: "El ojo no puede decir a la mano: no te necesito; ni la cabeza puede decir a los pies: no les necesito". En una palabra, todos los dones son necesarios, valiosísimos, complementarios.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Sants i Difunts

Sants i Difunts
Son festes unides,
Son festes que parlen
De cel, d’amistat,
De gràcia divina
Que sempre acompanya.
Son festes que ens diuen
que Ell es la Vida
I que qui l’estima
mai no morirà.

Les fulles groguegen,
despullen els arbres.
El cel te tons grisos...
i la pluja cau
deixant to de plata
als carrers de novembre.
Fins les castanyeres
Parlen de Tots Sants!

Sants de cel i terra.
Sants d’aquesta vida,
Sants que avui fan via
al nostre costat...
Sants que ja ens deixaren,
però ens fan companyia
Sants que ens queden dintre
Sants ben estimats!!

I entre sants i santes,
Amics i família,
Revivim presències
dels que hem estimat.
d’aquells que fa dies,
camí de la glòria,
han omplert llur vida ...
I ens han avançat.

Al cel ens esperen!
I mentre no arriba
el dia en que, feliços,
puguem retrobar-los
per no perdre’ls mai,
ells cuiden de nosaltres
des de l’altre vida.
Mai sabrem del tot

el que ens han regalat.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Pon a Dios en tu Ipod!



Haz un link al blog del Gufs y podrás descargarte 15 minutos de oración diaria para escuchar en tu Mp3! PLAY IT!!! No dejes de conectarte con Dios!!!

viernes, 31 de octubre de 2008

Festividad de Todos los Santos



Hoy es fiesta. Es nuestra fiesta. La Iglesia proclama, precisamente hoy, las bienaventuranzas en todos los rincones del mundo. Sí, en nuestros días hay dichosos y bienaventurados, porque, aunque escondidos o inadvertidos, hay humildes con corazón generoso, afligidos que comunican paz, justos que padecen violencia sin odios o rencores, artesanos de la paz, valientes que sufren incomprensiones y malos tratos.
El evangelio recuerda hoy el amplio número de bienaventurados que llamamos santos, sin corona tal vez y sin altar, simples y pobres, con un amor fraterno responsable. La santidad renace siempre bajo nuevas formas. No es una virtud que resulta insuficiente cuando se prueba, sino que no se prueba porque resulta dura. Es exigente la santidad porque lo es el Espíritu de Dios, al que el Nuevo Testamento repetidas veces llama santo.
En fin, hoy es fiesta grande, porque en el camino hacia Cristo podemos contemplar, que yo solo no avanzo hacia Él. Cuando me creía solo descubro que hay una nube inmensa de testigos que, como yo, caminan el mismo camino.

martes, 21 de octubre de 2008

L'altra mirada


Del 3 al 6 de Noviembre tiene lugar la semana de cine espiritual en Barcelona, es una buena propuesta para reflexionar y rezar a través del séptimo arte. Os animo a entrar en la página y a mirar la cartelera que ofrece, son películas interesantes y por otro lado, que se prestan a trabajar desde la pastoral. Cien clavos es una de ellas. Ánimo. http://www.setmanacinemaespiritual.org/

viernes, 10 de octubre de 2008

¿Qué es GUFS?


Muy pronto habrá información sobre este grupo de pastoral universitaria!!!

Una Misionera de Nazaret en el Sínodo de obispos

El Santo Padre Benedicto XVI ha convocado a nuestra hermana M. Núria Calduch Benages, profesora de Teologia Bíblica de la P. Universidad Gregoriana de Roma, a participar en el Sínodo de Obispos dedicado a "La palabra de Dios en la vida i en la misión de la Iglesia". ¿Quieres escucharla? AUDIO

domingo, 5 de octubre de 2008

Consagrados a Ti...

Boomp3.com

...podemos empezar un nuevo curso! Contemplativas en la acción!

domingo, 28 de septiembre de 2008

Cien Clavos, film d'Ermanno Olmi



La película que parece el testamento en ficción del maestro Ermanno Olmi llega a nuestras pantallas con cierto retraso. El director estuvo en Barcelona en noviembre del año pasado presentándola en la Filmoteca de Cataluña durante el Congreso sobre Teología y Cine organizado por la Facultad de Teología. Se trata de una película sugerente y recomendable para el espectador, una propuesta que ha provocado el debate en Italia y que entre nosotros corre el riesgo de pasar desapercibida.
Para leer más... http://www.universitaties.net/cienclavos_sanchez

jueves, 25 de septiembre de 2008

La gratitud, memoria del corazón!



¡Gracias! Esta es la palabra que surge del corazón después de todo lo vivido este verano. De ahora en adelante... urge el compromiso diario!